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El presidente ruso, aprovechó el desfile militar del Día de la Victoria sobre la Alemania nazi, para enviar un claro mensaje. Al mismo tiempo, negó que la demostración de fuerza en la Plaza Roja de Moscú, suponga una amenaza para el mundo. Más de 13.000 soldados desfilaron durante una hora por el histórico y simbólico lugar, por el que también pasaron los misiles de crucero Iskander y las baterías antimisiles Tor y Buk, piezas de artillería, tanques y vehículos blindados.
“Rusia está abierta a la cooperación con todas aquellas naciones que estén dispuestas a resistir al terrorismo, a los movimientos neonazis y al extremismo. La resistencia colectiva a las ideas mortales es de nuevo crucial. Exhortamos a todos los países a que hagan realidad nuestra responsabilidad compartida de crear un sistema de seguridad mundial eficaz e igual para todos”, declaraba el presidente ruso.